Taller
- Mural Comunitario: El Mundo que Habito
(Continuación...)
La construcción de los mural fue posible
gracias a poder contar con la animación
de una pareja que tiene un gran conocimiento
en realizar esta práctica que se sustenta
en principios teológicos y educativos
además de sus amplias experiencias en
haber realizado murales comunitarios en diferentes
países Latinoamericanos, caribeños
y en Europa, ella alemana, él colombiano.
Viven en Costa Rica, pero desde hace años
recorren diferentes países pintando murales,
pintando sueños, pintando esperanzas.
Su trabajo se desarrolla principalmente en contextos
de pobreza y de una gran expresión cultural,
lo que se puede representar con una pregunta-afirmación
que les hicimos a partir del compartir: "al
final ni conocen los lugares que visitan",
nos respondieron "nosotros visitamos otros
lugares que los turistas no conocen".
Con
un gran trayecto teológico, artístico
y de trabajo comunitario-popular, Warner y Anne
(muralistas) nos visitaron y comenzamos la experiencia
en el barrio San Agustín, los días
18, 19 y 20 de mayo, donde los chicos de Propuestas
Juveniles (la ex-"Pastoral"), algunos
profesores y un grupo de alumnos/as del colegio,
2° año Secundario del turno mañana,
mas los jóvenes y niños/as que
participan de la "Casa" y personas
de instituciones que se fueron a compartir se
comenzó con las actividades en clave
de servicio que estaban pensadas.
Las personas mencionadas junto a los muralistas
fueron quienes realizaron el diseño,
el pintado de las paredes de la Casa de los
Jóvenes "Pablo Aguilar" para
luego dibujar y pintar las imágenes simbólicas
que hoy son parte del lugar. Mientras que el
lunes 21 de mayo la mayoría de la personas
involucradas en la construcción del mural
en la "Casa" visitaron La Salle a
quienes se sumaron alumnos/as de 2º año
del turno tarde y otros alumnos/as del colegio
más un grupo de niños/as que participaron
del barrio San Agustín donde esta la
"casa de los Jóvenes", construyendo
juntos un nuevo mural.
Para destacar de la experiencia es que mediante
trabajos en grupos y reflexiones, tanto personales
como comunitarias, Warner y Anne fueron acompañando
el proceso en la elaboración de dibujos
personales que servirían como modelos
en la búsqueda de un diseño final
para plasmar comunitariamente en las paredes
de la Casa en primera instancia, lo cual luego
se repitió en el colegio. La definición
del modelo último no se basaba en la
selección de uno, sino en la combinación
de las diferentes elaboraciones. Un gran desafío
a la hora de llevar adelante una construcción
comunitaria.
Tratando de representar los recuerdos, los sueños,
las expectativas de los chicos del barrio al
igual que del colegio, el diseño final
del mural, su núcleo simbólico
central en el barrio, se basó en una
figura femenina, que mediante sus dos agujas
e hilos que nacen de la misma realidad de la
ciudad, va tejiendo, y de este modo va posibilitando
el encuentro entre dos contextos en contraste
de nuestra ciudad: las zonas urbanizadas, céntricas,
y los barrios periféricos que en muchos
casos se hallan en situación de marginación,
los "no-lugares"; además la
representación, trasmite esperanza de
comunión sincera y conquistada entre
todos y todas, y nos invita a que derrumbando
muros se construya puentes; además se
puede ver elementos muy significativos del entorno
santafecino, de la cabellera de la mujer salen
los dos ríos, Salado y Paraná,
los cuales recorren las paredes del salón
donde se pinto el mural y uno de los ríos
sale a la pared exterior de la "Casa",
y en los ríos y junto a los mismos hay
imágenes que acompañan y son representaciones
de la cultura regional santafesina, los cuales
son desde elementos que componen la fauna y
flora hasta paisajes propios de los barrios
y del centro. En la pared de frente donde esta
expresada la mujer, se representó a un
joven, Pablo Aguilar, junto a dos personas quienes
simbolizan a amigos/as y el hombre dispuesto
para apoyarse ante la necesidad de nuestros
hermanos/as, esta figura es en memoria y como
símbolo de un joven que fue parte de
los comienzos del espacio que hoy es la "Casa
de los Jóvenes", donde en la actualidad
se llevan adelante diferentes actividades, talleres
y encuentros de niños, jóvenes,
madres y ancianos.
El mural que se desarrolló en el Colegio
el día lunes 21 de mayo dio comienzo
desde la reflexión que nos propone el
lema del año, "Libres para nacer
de nuevo en el servicio ", y bajo
el sub-lema del mes " educativo a
los más pobres". El trabajo comenzó
desde el aula misma con los alumnos/as de 2º
año mediante una propuesta de comenzar
a imaginar imágenes que respondieran
al lema, luego se continuo con el blanqueado
de la pared del gimnasio donde se realizaría
el mural y cerca del mediodía se realizó
un aporte de los muralista de un modo mas teórico
en una de las aulas del colegio. Después
nos dirigimos nuevamente al gimnasio y allí,
reunidos en grupos se comenzó a dar forma
al diseño final del mural, el cual se
termino de definir con los diferentes aportes
que fueron guiados por Warner y Anne.
El diseño final quedo plasmado en la
pared del gimnasio, el cual fue también
una mujer, quien emerge expresa esperanza que
alienta a seguir adelante, además otros
elementos simbólicos una estrella, libros,
un rio y un camino junto a elementos de los
contextos santafesinos, pero además la
experiencia al igual que la vivida en San Agustín,
permitió mostrar los deseos de los chicos
del Colegio por profundizar el encuentro, el
servicio, el trabajo comunitario con los niños/as
que estaban participando del barrio San Agustín.
Así es que tras ese encuentro con realidades
empobrecidas, excluidas podemos dar lugar a
una actitud de "renovación",
de "nacer de nuevo", lo que se ve
en el renacer de la flor que es la imagen central
del mural, donde soñamos con un aprendizaje
mutuo y poder vivir bajo la utopía de
la libertad y la comunidad. Actitudes que se
destacan es la predisposición de varios
alumnos/as de 2° y otros cursos que nos
acompañaron incluso después de
la hora de clase, participando tanto de la pintada
del mural, como del juego con algunos chicos
de San Agustín que estuvieron visitando
el Colegio.
El resultado no se mide por el dibujo en sí
mismo, sino por las representaciones que esconden
sueños, perspectivas, tiempos dedicados,
trabajos comunitarios Como nos enseñaron
Anne y Warner, "no importa cada parte o
cada dibujo, miramos el conjunto, el significado,
lo que hay detrás". Quienes participamos
de esta actividad vemos lo significativo que
es para todos el aprehender a trabajar comunitariamente,
incluso con personas que viven otras realidades,
que piensan desde otros paradigmas, desde otras
vivencias. El arte siempre nos permite expresar
nuestros sentimientos y búsquedas, y
qué mejor que mostrándole a la
gente que participa de la vida institucional
del Colegio, que queremos caminar hacia un horizonte
que nos permita vivir de una manera más
cercana a la que nos propone Jesús.
Utilizando
palabras de unos escritos en forma de fabula,
de Warner y Anne queremos expresar y confirmar
lo que nos significo y vivimos todos/as con
la experiencia de pintar los murales:
" Y
es que el cariño es de lo más
importante que se puede encontrar en la experiencia
de mural, eso lo sabe muy bien Neno:
- Después de un mural pareciera que nos
hubiésemos conocido siempre.
Entonces con mucha calma, al ritmo del viento
fresco de una mañana y con el canto de
pájaros que han llegado para saludar
y de paso picotear algunas frutas, los amigos
y las amigas de Neno y Gallina, dan las últimas
pinceladas mientras se sonríen, cantan
un poco una canción conocida y después
se abrazan llenos de emoción. Quieren
ya volver a pintar el día siguiente,
todos los días, todos los años;
quieren volver a verse en un café o a
la orilla de un gran rio. Y entonces llenos
y llevadas por la nostalgia, solo alcanzan a
hacer un brindis con jugo de naranja; y vuelven
a abrazarse mientras se toman fotografías
frente al mural.
Es que el mural siempre hay que celebrarlo,
como espacio de encuentro, como vivencia intensa
y sorpresiva, como modelo de sociedad que cree
en sus sueños y los pinta en sus paredes
para que hijos, hijas y visitantes tengan seguro
que allí habita un pueblo con esperanza.